Accidentes domésticos en personas mayores (2).

En el artículo anterior, describimos qué aspectos principales hay que tener en cuenta para prevenir accidentes domésticos en personas mayores relacionados con caídas, intoxicaciones y descargas eléctricas en nuestro hogar, ya que este colectivo es uno de los grupos más vulnerables por los problemas que pueden presentar a nivel físico, cognitivo y/o funcional. Os invitamos a echarle un breve vistazo si así no lo habéis hecho anteriormente.

Ahora bien, aunque los accidentes mencionados suelen ser los que ocurren de manera más general debido a las instalaciones principales de nuestra casa (gas, instalación eléctrica, suelos), cabe también destacar aquellos factores que se encuentran en determinados lugares de nuestro hogar y que, con frecuencia, reúnen riesgos peligrosos.

¿Qué factores hay que tener en cuenta para reducir un accidente doméstico en…?

La cocina:

– Cortar cualquier alimento en una tabla de cocina y no en las manos, para reducir el riesgo de causar un corte; así como no utilizar cuchillos muy afilados. En caso de que existan problemas de destreza y movilidad en las manos, considerar el uso de una tabla de cortar adaptada, así como peladores.

– Manejar los productos de limpieza con mucho cuidado, además de lavarse y secarse las manos adecuadamente después de manipularlos, con el fin de evitar por ejemplo algún tipo de reacción alérgica.

– No utilizar disolventes como el alcohol para limpiar la cocina, por el riesgo que entraña este producto con su manipulación y las reacciones químicas peligrosas que puede provocar. Siempre utilizar material de limpieza designado y etiquetado para la limpieza de la cocina.

– En el caso de personas mayores con deterioro cognitivo o demencia, mantener todo objeto y/o utensilio de la cocina que entrañe algún riesgo (como cuchillos, tijeras, productos de limpieza) fuera de su alcance y escondidos en cajones bajo llave si es necesario. (En estadíos avanzados de la enfermedad no pueden reconocer qué objeto es o para que se usa y al final provocar daño a sí mismos o a los demás).

– Controlar si se ha apagado correctamente la vitrocerámica una vez que se haya acabado de cocinar, para evitar que se sobrecaliente o en el caso de una cocina de gas que la llave de paso esté abierta sin darnos cuenta y provoque una intoxicación.

– Colocar los mangos de las ollas o sartenes sin que sobresalgan del exterior, para reducir el riesgo de que los tiremos accidentalmente a nuestro paso; y si puede ser, utilizar los fogones de la cocina más alejados del exterior.

– No cocinar con mangas anchas, ya que se pueden enganchar a cualquier objeto y tirarlo de manera accidental, o que se quemen si las aproximamos sin darnos cuenta al fogón.

– No utilizar delantales ni paños de cocina de material acrílico con objetos de cocina calientes, puesto que este material es de termoplástico y se derrite fácilmente con el calor.

– Extremar las precauciones cuando se manipulen líquidos que estén hirviendo, y que puedan causar por tanto quemaduras. Esperar a que se enfríe y así reducir las probabilidades de que esto suceda.

– Usar manoplas cuando se manipulen utensilios de cocina que estén calientes y el horno, para no quemarse.

– Respetar la fecha de caducidad de los alimentos, especialmente los envasados, con el fin de evitar una intoxicación alimentaria; y más en personas mayores, cuyo sistema inmunológico suele estar más debilitado.

– Intentar cocinar sólo la cantidad que se va a consumir, y en el caso de que sobre, guardarla en un recipiente cerrado y en el frigorífico, nunca mantenerla abierta y en lugares cálidos, ya que de ser así, las probabilidades de que el alimento se ponga en mal estado son altas. Si hay dudas del estado del alimento, deshacerse de él y así evitaremos una intoxicación alimentaria.

El baño:

– Optar por un plato de ducha en vez de bañera, y a ser posible, que sea al nivel del suelo; para permitir una mejor capacidad en el momento de entrar/salir de la ducha. Así mismo, considerar la instalación de asideros o barras para promover una mayor seguridad en el acceso. Nunca usar la barra del grifo como lugar donde agarrarse para entrar y salir, ya que si está caliente; esto puede provocar una quemadura. En las personas mayores, con problemas de sensibilidad térmica o con deterioro cognitivo, esto puede ser un gran riesgo.

– Comprobar siempre la temperatura del agua antes de entrar a la ducha, y especialmente en personas mayores con demencia o déficits de sensibilidad térmica.

– Instalar dentro de la ducha una silla, anclada a la pared o con ventosas en el suelo (para que esté fijada); con el fin de promover que las personas mayores que, de manera general, tienen problemas de equilibrio, tengan una mayor estabilidad durante la tarea de la ducha y se fomente su independencia.

– Procurar que el suelo de la ducha sea antideslizante o, de no ser así, disponer de una alfombra antideslizante; para evitar resbalones y caídas.

– Utilizar siempre una alfombrilla al salir de la ducha para evitar salir con los pies mojados y haya un resbalón, y en la medida de lo posible que se encuentre fija al suelo.

– Evitar la formación de vapor durante la ducha y que exista una buena ventilación en el baño, para no causar mareos con las subsiguientes caídas.

– En personas mayores con movilidad reducida y poca tolerancia física para mantenerse de pie, usar una silla de aseo en frente del lavabo, para permitir que realicen actividades de aseo como cepillarse los dientes, lavarse las manos, afeitarse; de manera segura y más independiente.

– En el retrete, instalar barras o asideros al lado, o utilizar alzas de inodoro; para que la persona mayor realice este traslado de manera más segura y con mayor efectividad.

El dormitorio y salón:

– Utilizar mejor sillones independientes con reposabrazos y de una altura adecuada en vez de sofás amplios, para sentarse y ponerse de pie de una manera más segura. Así como, usar sillas para comer con reposabrazos.

– El acceso a la cama y sillón debe permanecer libre de objetos y ser amplio, para permitir una mayor seguridad en la movilidad.

– Para las personas mayores con movilidad reducida, instalar asideros de cama que permitan mejorar la capacidad de incorporarse y/o meterse en la cama. Así mismo, si es necesario, instalar alzas de cama para que la cama tenga mayor altura y sea más fácil ponerse de pie o sentarse en la misma. En los casos con graves problemas en la movilidad, hay que considerar camas articuladas que permitan subir/bajar diferentes partes de la cama, como los respaldos.

– Incorporarse lentamente y permanecer sentado en la cama/sillón durante unos instantes antes de levantarse, con el fin de evitar mareos y una caída.

Como habéis podido leer, la mayoría de las medidas para evitar posibles accidentes domésticos en personas mayores derivan de la adaptación segura de nuestro hogar, ya sea eliminando ciertas barreras arquitectónicas y/o instalando determinados productos de apoyo que van a proporcionar una mayor independencia para el desempeño de sus actividades del día a día.

Estas consideraciones descritas son a nivel general, siempre se tiene que tener en cuenta la individualidad de cada caso y su entorno. Por ello, una valoración por parte de un profesional, en este caso desde Terapia Ocupacional, es la acción recomendable a tomar.

Si tienes dudas o te has sentido indentificad@ con uno de estos aspectos, formúlanos cualquier pregunta. ¡Estaremos encantad@s de ayudarte!