El enfoque principal de la Terapia Ocupacional se basa en el análisis del desempeño funcional en las Actividades de la Vida Diaria (AVDs), observándose por un lado las capacidades del individuo, pero a su vez los déficits que puede llegar a presentar.

Cuando un/a Terapeuta Ocupacional analiza una actividad, tiene que tener en cuenta los diferentes componentes que se necesitan para completar la tarea. A continuación, se describe un escenario:

Por ejemplo: Si una persona presenta dificultad para atarse los cordones, se realiza una observación de la actividad y se valoran los:

– Componentes físicos: movimiento de brazos, posicionamiento, destreza manual.

– Componentes perceptivos/sensorio-motores: como no reconocer dónde está el cordón por su forma, o no saber dónde se encuentra su mano para coger el cordón (déficit en el esquema corporal).

– Componentes sensitivos: como no sentir bien la mano por alteración de la sensibilidad táctil, o no ver bien el cordón por alteración visual.

– Componentes cognitivos: como no saber atar el cordón.

– Componentes del entorno: como tener dificultad para atarse el cordón sentado en una silla determinada. En este área será fundamental adaptar el entorno y asesorar sobre posibles productos de apoyo y/o ayudas técnicas que faciliten el desempeño de la actividad.

Y después de analizar e identificar todos estos componentes, se “crea” una idea de qué necesidades funcionales presenta la persona y cómo realizar la intervención. Todo esto viene también sujeto a diferentes escalas de evaluación, para corroborar la sospecha que nos ha proporcionado la valoración observacional.

Con este pequeño resumen os podéis hacer una idea de la calidad de las lentes que tienen unas gafas de un/a Terapeuta Ocupacional. ¿A qué es fantástico?